¿Retorno a clases?: Orientaciones para el aula híbrida
Fuente: PUCV, agosto 2020, Revista Costadigital; edición N° 11.
AUTOR: JAIME RODRÍGUEZ I DIRECTOR DE PROYECTOS COSTADIGITAL PUCV, ESPECIALISTA EN EDUCACIÓN MULTIMEDIAL
La crisis sanitaria provocada por el COVID-19 obligó el cierre de los establecimientos educaciones y pasar de clases presenciales a la virtuales rápidamente, si bien esto no durará para siempre, tendrá grandes consecuencias en el aprendizaje de los estudiantes, e igualmente en el bienestar económico y emocional de sus familias.
El informe “Impacto del COVID-19 en los resultados de aprendizaje y escolaridad en Chile” realizado por el Centro de Estudios del MINEDUC, muestra importantes brechas relativas al acceso de estudiantes a la formación a distancia y su capacidad de aprender de forma autónoma, comparando educación pública y privada, regiones, hombres y mujeres.
Uno de los datos más relevantes a considerar relativo al cierre de las escuelas, corresponde al nivel de aprendizajes que se perderá considerando dos posibles escenarios. El primero, donde la suspensión de clases presenciales se prolonga por 6 meses, los y las estudiantes podrían perder de un 15% (para el quintil más rico) a un 50% (para el quintil más pobre) de los aprendizajes que se producen anualmente al interior de las escuelas. Y el segundo, donde el cierre de escuelas se prolonga por todo el año escolar, la pérdida de aprendizajes oscilaría de un 64% a un 95% dependiendo del quintil de ingresos. La escolaridad ajustada según aprendizaje en Chile podría caer de 9,6 años a 8,3 años, es decir, presentaría un retroceso de 1,3 años, superior a la reducción de un año completo, porque el cierre de las escuelas no solo impacta en la pérdida de aprendizajes durante el año, sino que también la de conocimientos adquiridos previamente. Además, dificultaría la adquisición de conocimientos a futuro.
Frente a este escenario se ha instalado un debate respecto de cuándo se debiera volver a clases presenciales y en qué condiciones, para resguardar la seguridad de todos los miembros de la comunidad educativa y sus familias. Dentro de los tres grandes escenarios a controlar (sanitario, organizativo y pedagógico), nos centraremos en este último. Con respecto a los otros dos, estaremos condicionados por las instrucciones que se reciban por parte de los Ministerios de Salud y de Educación. Por lo tanto, el gran reto será, sin duda alguna, la atención a los estudiantes y el aprendizaje en un nuevo tipo de aula. Ahí el concepto de aula híbrida, semipresencial o bimodal comienza a tomar fuerza como una alternativa viable para dar continudad al proceso educativo frente al esceneario de incertidumbre que nos entrega la pandemia, pero también como una oportunidad de capitalizar y reconocer toda la experiencia y aprendizaje adquirido en este tiempo.
Esta aula híbrida se trata de una mezcla entre la enseñanza presencial y virtual que, sin realizar un cambio significativo en el sistema educativo, permite mantener asignaturas, objetivos de aprendizaje priorizados, contenidos y dedicaciones horarias actuales, donde parte de las actividades de enseñanza y aprendizaje, tales como el estudio o las tareas prácticas para desarrollar proyectos colaborativos, se harán en el establecimiento. Por otra parte, la evaluación de carácter sumativo se debiera realizar en los momentos presenciales.
¿Qué elemento deben considerar los establecimientos para este nuevo escenario híbrido?
Bajo este panorama, los equipos docentes deben contar con una formación sobre metodologías didácticas para el trabajo en entornos virtuales, definir qué objetivos y actividades son más propicias para ser trabajadas de manera virtual, y creación o búsqueda de material propicio para esta modalidad, además de la preparación de las correspondientes actividades de aprendizaje. Ahora bien, qué otros desafíos implica la adopción de esta modalidad para el establecimiento. Aquí detallamos algunos importantes de considerar:
- Acceso a dispositivo tecnológicos y conectividad. Hay que asegurar que alumnos y alumnas tengan en casa una infraestrustura TIC mínima para poder desarrollar esta modalidad. Además, es recomendable que la institución educativa cuente con una plataforma única para desarrollar esta modalidad.
- Habilidades TIC y técnicas de estudio de los estudiantes. Es necesario que alumnos y alumnas tengan un adecuado manejo de la tecnología, y en el caso de los más pequeños, que las familias puedan utilizarlas para apoyar el proceso. Para esto se pueden aprovechar las sesiones presenciales, buscar o preparar videos tutoriales, entre otros. Pero también es muy importante manejar ciertas estrategias y técnicas para estudiar de manera efectiva y de forma autónoma.
- Competencia digital de los docentes. En este punto no sólo se requiere del manejo de dispositivos, software y plataformas para la educación online, sino también es necesario la aplicación de estrategias didácticas adecuadas para esta modalidad. Desarrollar programas de formación, contar con apoyo del encargado de tecnología, disponer de selección de recursos y tutoriales son formas de apoyar a los docentes en este contexto.
- Sobrecarga de trabajo de profesores y profesoras. A las horas de clase presencial hay que añadir el tiempo de trabajo en la preparación y atención a los estudiantes cuando están trabajando en casa. Aquí es fudamental una buena gestión y organización de los tiempos y recursos (organizar horarios, espacios y grupos). Una buena forma de lograr lo anterior, es promover la articulación entre asignaturas.
¿Qué elemento deben considerar los docentes para este nuevo escenario híbrido?
- Proporcionar contenidos y actividades formativas atractivas y desafiantes para que los estudiantes puedan adquirir nuevos conocimientos y habilidades, y tengan un desarrollo personal integro.
- Proporcionar actividades de aprendizaje para desarrollar de forma autónoma que supongan retos donde aplicar estos conocimientos y habilidades para consolidar los aprendizajes.
- Ofrecer servicio de tutoría y orientaciones, asegurando que cuando estudiantes se encuentran con una dificultad, exista un apoyo para resolver sus dudas y seguir adelante con las actividades de aprendizaje.
- Realizar un seguimiento y evaluación de los aprendizajes, de manera de conocer el avance de cada estudiante para personalizar los apoyos y actividades que se proponen, y así asegurar los aprendizajes a todos y desarrollar el máximo potencial en cada uno.
En esta modalidad híbrida de enseñanza y aprendizaje es muy importante entender que no es posible traspasar lo que se trabaja en presencialidad a la virtualidad en un 100%, por tanto, va a ser necesario hacer un ajuste de expectativas y en lo que se va a trabajar con los estudiantes. En este nuevo escenario, el docente tiene un rol o función fundamentalmente de facilitador del proceso de aprendizaje, gestor y organizador de información y mediador entre los contenidos y los estudiantes, donde estos últimos deben adquirir mayor protagonismo y hacerse cargo de sus aprendizajes.
La pandemia ha relevado el valor del rol del docente y la importancia del encuentro presencial para poder desarrollar la labor educativa, pero también que es importante atreverse a innovar porque no existe una receta mágica para resolver este dilema educativo. En efecto, hay que arriesgarse a utilizar nuevos recursos, a enseñar de una manera diferente, a evaluar de forma distinta, sin temor a equivocarse, porque eso hoy es parte del aprendizaje que estamos desarrollando y una oportunidad para mejorar. Debemos aprovechar las oportunidades que nos presenta este nuevo escenario, como por ejemplo la posibilidad de involucrar más activa y responsablemente al estudiante en su proceso de aprendizaje y vincular a la familia de manera activa en esta tarea. Este escenario que no elegimos es una oportunidad inmensa para repensar la escuela y las clases, y con todos pensar esa nueva escuela que nos esperará cuando podamos regresar a ella físicamente.